¡Es el tiempo, estúpido!
Si quieres ya deja de leer y no pierdas tu tiempo, pero sí te perderás de conocer unos cuantos secretos...
Exámen: ¿Qué es lo que la gente nunca tiene?
Caso 1:
— Hola Juan, ¿Quieres jugar una partida de Fortnite?
— No puedo, estoy atrasado en mi tesis
— ¿Y una partida de Call of Duty?
— 🙁
Caso 2:
— Un día de estos, sacaré un chance y volveré a leer
Caso 3:
— Los niños apenas te ven... ¡Es que ya casi nunca llegas temprano a casa!
— Lo sé cariño, pero como sabes, con eso de la apertura de la nueva sucursal todos en la oficina, estamos trabajando horas extra
Y la lista continúa...
Y todo se trata de tiempo y la vida se te escapa sin hacer las cosas que tienen valor para ti y para los que más amas.
He pensado mucho en eso, especialmente en esta época en que me he visto obligado a trabajar 13 - 17 horas cada día, domingos inclusive. Y mi bebé me reclama, mi esposa me reclama y ñeñe (mi gato) también me reclama. Yo también me reclamo, pero la solución no es tan sencilla.
Conste que yo no gasto tiempo en trasladarme y hace más de un año que trabajo 100% desde casa.
El tiempo es lo que, en la práctica, todos queremos de todos los demás. Ponte a pensar... Cuando vas al médico la consulta toma tiempo tuyo y del médico. Debe ser por eso el enfermo se llama “paciente”, debe ser por la paciencia. Paciencia para que te reciba el médico, paciencia para atenderte, paciencia para volver las veces que sea necesario y paciencia para curarte.
Pero la palabra paciencia viene del latín “patientia” que se deriva del verbo “pati” que significa sufrir, lo que implica que esperar es, de cierta manera “padecer por el tiempo”. Una vez más el tiempo toma protagonismo. He investigado un poco más y lo de ser paciente (de estar enfermo) está también relacionado con el significado “el que sufre”.
Y ya me preguntaba yo... ¿Por qué nos cuesta tanto ser pacientes? Es que implica esperar, dejar pasar el tiempo por algo que vendrá e internamente sabemos que ese tiempo tampoco se va a recuperar. Una vez leí algo relacionado con el tiempo; de una cuenta bancaria que todos tenemos al nacer y que no hay forma de volverle a meter el activo (el tiempo) y bla, bla, bla...
O sea, que el tiempo se va y no vuelve.
A medida que vamos envejeciendo tomamos más consciencia de ello. Un amigo me dijo una vez:
— Cuando tengas 58 años de edad, como yo, te vas a dar cuenta que no quieres perder nada de tiempo
Lo interesante, es que aún me falta para llegar a esa edad y ya me preocupa malgastar mi tiempo. ¿Será que me hizo ganar consciencia antes de tiempo? ¡Gracias también por esa, Julio!
Si te pones a analizar, en los negocios casi todo se trata del tiempo. Tu cliente te paga por tu tiempo, si eres empleado tu empleador te compra tu tiempo y lo revende a sus clientes. Si te sientas frente al TV los diferentes canales y servicios pujan todos entre sí, ellos dicen que quieren tu atención, pero en realidad, lo que quieren es tu tiempo. Antes dije “casi todo” a propósito, pues creo que hay otro factor igual de relevante: el valor aportado.
Entonces: tú, yo, tus hijos, tus amigos, tus familiares, los conocidos y desconocidos... Todos, solo tenemos 24 horas al día y si vives al menos 80 años, lo cual desea casi todo el mundo. Habrás usado 700800 horas o sea 4.205e+7 minutos. ¿Alguna vez te has puesto a pensar cuanto tiempo te queda? Yo sí, es aterrador... ¿Cierto? ¿Cuántas cosas habrás querido hacer y no has hecho?
Mejor cambio de tema...
— Uff, GRACIAS Johann...
— ¡De nada!
A propósito, yo he estado pensando mucho en el tiempo (— ya lo había notado...) y no precisamente en los términos macabros anteriormente descritos.
Resulta que estoy ofreciendo un servicio de Outsourcing para Desarrollo de software, el cual, de cierta manera llevo realizando desde hace mucho. Solo que esta vez tiene un enfoque diferente y es, precisamente, de tiempo pero también de valor, calidad y rendimiento. Innovador si se quiere. Y nadie entiende la cabeza de un emprendedor como otro emprendedor y mi público objetivo es de emprendedores como yo. Mi cabeza casi ha explotado en los últimos meses tratando de pensar cómo exponer éste servicio. Qué dificil es venderle a... ¡ti mismo!
Resulta además, que para pensar en un servicio o producto hay pensar también en otras tres cosas:
qué problema resuelve,
a quién se le resuelve y
en qué precio se va a vender
En el último punto es donde se pone buenísima la cosa, porque definirlo correctamente tiene que tener en cuenta, ante todo ¿Qué valor se aporta? Pero si no sabes mucho de este tema y te da por abrir Youtube y buscar “cómo poner precio a un servicio”, bueno, posiblemente agotes la existencia de tiempo de ese día y termines con más dudas y más temores que al principio.
Dicho sea de paso, uno consejo respecto a Youtube:
— Mira un solo video, ponlo en práctica inmediatamente y luego ve otro.
Aunque no lo creas, en este punto de redacción ya llevo dos horas ocupadas y aún no sé cómo cerrar este post. Déjame pensar...
17 minutos más tarde...
A mí me gusta trotar, a pesar de ser obeso tipo 1 (yo en la foto), antes de la %!”$()=@#½{¬ pandemia era capaz de correr 10+ km en una sola salida. Invertía 30 - 40 minutos en cada sesión donde me “liberaba” de preocupaciones y ello me “sintonizaba” con las soluciones. Considero que la actividad física es el mejor optimizador de tiempo que existe (de nuevo: ¡¡¡ ##%!”$()=@#½{¬}][{¬½~# pandemia !!!).
Abnegado lector... Si llegaste hasta este punto del post, primero que todo agradecerte por tu tiempo, espero haber aportado algo de valor para ti y que nuestra cercanía sea un poco mayor que antes. La mayoría de quienes me leen son mis amigos y conocidos, alguno que otro de mis redes “sociales”.
Me gustaría dialogar un poco más contigo, sobre este tema, pero no existe el diálogo sin más de un interlocutor. Así que me tomo el atrevimiento de preguntarte:
— Hola, tú... ¿a qué dedicas tu tiempo?